ESTRUCTURA DE LAS LEYENDAS

   El realismo de la Leyendas de Bécquer ya fue percibido por sus contemporáneos. Podemos ver cómo el autor busca la verosimilitud para hacer creíble el relato, incluso el componente sobrenatural. La perspectiva realista que imponía la situación enunciativa podía constituir un artificio para desarmar al lector y hacerle aceptar los más sorprendentes fenómenos sobrenaturales sin darse cuenta.
1) INTRODUCCIÓN
   Las narraciones solían comenzar con una introducción que transportaba al lector a un pasado remoto y establecía la situación inicial. 
   Posteriormente uno de los personajes o el propio narrador advertía de la prohibición a la que debía atenerse el protagonista y a continuación el personaje traspasaba el límite impuesto y sufría el castigo que merecía.
 VID. Análisis estructural de cada leyenda  
  Sebold estudió estas estrategias, como, por ejemplo, presentar la historia como referida por un narrador tradicional o popular. En la mayoría de los casos estos narradores no habían presenciado los hechos, sino que habían oído la tradición (La cruz del diablo, El Miserere, La rosa de Pasión). 
Utilizaba la primera persona y dejaba al lector la decisión de si era verdadera o no:
"Yo no sé si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parece historia; lo que puedo decir es que en su fondo hay una verdad, una verdad muy triste, de la que acaso yo seré uno de los últimos en aprovecharme, dadas mis condiciones de imaginación.


     Otro, con esta idea, tal vez hubiera hecho un tomo de filosofía lacrimosa; yo he escrito esta leyenda que, a los que nada vean en su fondo, al menos podrá entretenerles un rato".(El rayo de luna)

 Sin embargo, en Maese Pérez el organista utilizó una narradora testigo del ambiente que rodeó a los hechos sucedidos en la iglesia de Santa Inés. 

 "En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo, oí esta tradición a una demandadera del convento. Como era natural, después de oírla, aguardé impaciente que comenzara la ceremonia, ansioso de asistir a un prodigio. Nada menos prodigioso, sin embargo, que el órgano de Santa Inés, ni nada más vulgar que los insulsos motetes que nos regaló su organista aquella noche".(Maese Pérez el Organista)

   Aunque en El Cristo de la Calavera, El gnomo, La promesa, La corza blanca y El beso comienza con una narración en tercera persona de la leyenda en sí, la mayoría de estos relatos presenta un capítulo introductorio, que llevaba al lector a la contemporaneidad del autor. Algunas introducciones avanzaban algo del tema legendario o de la tradición con elementos  sobrenaturales:
   En cuanto a la relación entre la introducción y el desarrollo posterior en aquellas en que no se anunciaba el elemento sobrenatural también existe relaciones:

"Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título. Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y luego he dejado a capricho volar la pluma.
     Yo creo que he visto unos ojos como los que he pintado en esta leyenda. No sé si en sueños, pero yo los he visto. De seguro no los podré describir tales cuales ellos eran: luminosos, transparentes como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano. De todos modos, cuento con la imaginación de mis lectores para hacerme comprender en este que pudiéramos llamar boceto de un cuadro que pintaré algún día". (Los ojos verdes)

"Hace algunos meses que visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en revolver algunos volúmenes en su abandonada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos, cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones. Era un Miserere... El anciano me contó entonces la leyenda que voy a referiros." (El Miserere)
Fiesta mayor en Moncayo

2)CUERPO CENTRAL 


La crítica señala tres tipos de estructuras:


a)TENTACIÓN/PECADO/CASTiGO La tentación se centra en la mujer, que ofrece la recompensa de su amor para satisfacer un capricho o una veleidad. El pecado o la transgresión se concreta en la consecución del objeto del deseo o en el propio objeto en sí: banda, guantes… (El monte de las ánimas) El castigo presenta diversos grados o formulaciones: locura, vergüenza, muerte. Por diversas razones el protagonista era animado a sobrepasar los límites de lo permitido, y era castigado por su osadía (La ajorca de oro, Los ojos verdes). Los protagonistas masculinos se comportaban de forma poco prudente y acababan pagando su atrevimiento con la locura o la destrucción física


 "El joven ni oyó siquiera las palabras de sus amigos y tambaleando y como pudo llegó a la tumba y aproximose a la estatua; pero al tenderle los brazos resonó un grito de horror en el templo. Arrojando sangre por ojos, boca y nariz, había caído desplomado y con la cara deshecha al pie del sepulcro.
     Los oficiales, mudos y espantados, ni se atrevían a dar un paso para prestarle socorro.
     En el momento en que su camarada intentó acercar sus labios ardientes a los de doña Elvira, habían visto al inmóvil guerrero levantar la mano y derribarle con una espantosa bofetada de su guantelete de piedra".(El beso)

b)ESTRUCTURA DE ANTICIPACIÓN. Un narrador en tercera persona – el propio autor u otro narrador-, al principio de su intervención, nos anticipa un acontecimiento histórico- legendario que tiene que ver con el tema central del relato, mezclándose elementos ambientales y sobrenaturales. Bécquer prenuncia el tema narrativo principal, las claves de un contenido que más tarde se desarrollará con mayor amplitud. (El miserere).


c) ACTUALIZACIÓN DE CONTENIDOS. A cada momento del eje temporal, le corresponde un contenido narrativo distinto. La progresión narrativa viene marcada por las actualizaciones de contenidos. 

   A veces se encajan unos relatos en otros, algo propio de los relatos tradicionales. Esto sucede, por ejemplo, cuando los personajes de una historia cuentan a su vez otras historias (La cruz del diablo, en donde uno de los bandidos y el guardián de la armadura dan cuenta de sus propios testimonios). 
  Otras veces las historias intercaladas tienen la función de anticipar algún elemento fundamental para el desarrollo posterior de la leyenda (El gnomo). 

 "Hace muchos años que un pastor, siguiendo a una res extraviada, penetró por la boca de una de esas cuevas, cuyas entradas cubren espesos matorrales y cuyo fin no ha visto ninguno. Cuando volvió al lugar, estaba pálido como la muerte; había sorprendido el secreto de los gnomos; había respirado su envenenada atmósfera, y pagó su atrevimiento con la vida; pero antes de morir refirió cosas estupendas. Andando por aquella caverna adelante, había encontrado al fin unas galerías subterráneas e inmensas, alumbradas con un resplandor dudoso y fantástico, producido, por la fosforescencia de las rocas, semejantes allí a grandes pedazos de cristal cuajado de en mil formas caprichosas y extrañas. El suelo, la bóveda y las paredes de aquellos extensos salones, obra de la Naturaleza, parecían jaspeados como los mármoles más ricos; pero las vetas que los cruzaban eran de oro y plata, y entre aquellas vetas brillantes se veían como incrustadas multitud de piedras preciosas de todos los colores y tamaños. Allí había jacintos y esmeraldas en montón, y diamantes, y rubíes, y zafiros, y qué sé yo, otras muchas piedras desconocidas que él no supo nombrar; pero tan grandes y tan hermosas, que sus ojos se deslumbraron al contemplarlas. Ningún ruido exterior llegaba al fondo de la fantástica caverna; sólo se percibían a intervalos unos gemidos largos y lastimosos del aire que discurría por aquel laberinto encantado, un rumor confuso de fuego subterráneo que hervía comprimido, y murmullos de aguas corrientes que pasaban sin saberse por dónde". (El Gnomo)

   Aquí la historia del tío Gregorio y la del pastor sirven para advertir a las chicas del mundo de los gnomos y del peligro de la fuente del Moncayo.

  Incluso aparecen casos en que la inserción de una historia en la leyenda, además de poner en antecedentes a uno de los protagonistas de algún prodigio, hace que estos relatos puedan considerarse en sí mismos otra leyenda. 


3)  DESENLACES. Son siempre trágicos, consecuencia de una conducta imprudente o de haber transgredido una prohibición. Así, Manrique, el protagonista de El rayo de luna, pierde el juicio víctima de su propia obsesión por un amor ideal; o el capitán francés de El beso muere por atreverse a profanar un lugar sagrado, lo mismo que les ocurre a Beatriz y Alonso en El Monte de las Ánimas, etc.



4)En algunas leyendas, el autor incluye un APÉNDICE FINAL, que pretende atar algunos cabos sueltos y explicar contenidos externos al relato.